lunes, 8 de agosto de 2016

Desolvidada nuestra mañueta. ¡Gracias, Basiano!

Basiano, 1943-45. Tras esa piedra larga, había una hendidura por la que bajábamos al río
(gentileza de Jose Mari Muruzábal)
Esta entrada ha sido completada en Desolvidada la "mañueta" infantil
Nuestra mañueta
Hace unos años, en mis frecuentes paseos por el Arga, intenté buscar el lugar exacto en el que los hermanos solíamos bañarnos, de niños, allá por los años 50.
Desde el puente levadizo, en vez de seguir la carretera, alcorzábamos por ese sendero, bien marcado. Año 1920 ca

Basiano "Rincón de las murallas" 1927
Bajábamos por el Portal de Francia y, tras pasar el 'puentecillo de las monjas' (de Basiano, ver imagen; en dirección opuesta, claro), justo al llegar a la Arboleda, nos lanzábamos hacia la orilla por una empinada cuesta rompeculos. Para facilitar el acceso al agua, la naturaleza nos había proporcionado un murete rocoso y unas piedras -que intentaban imitar a unas escaleras, pero en rústico- aprovechando una hendidura.
Allá el Arga, con escasa profundidad, se deslizaba suavemente por unas amplias, inmensas losas, cubiertas de fino musgo, que propiciaban divertidos resbalones.
A pesar de que cubría poco, mi hermano mayor, intentando pasar a la otra orilla, debió de meterse en un pozo con un temible remolino, y a punto estuvo de ahogarse. Eso ocurrió antes de que yo fuera algo consciente, y siempre me lo hicieron tener presente desde la primera vez que me metí en el río.
También Ramón nos recuerda, aún, el profundo tajo que se hizo en el pie por culpa del cristal de una botella rota.
García Asarta, 1895
Por lo demás, era un sitio especialmente tranquilo en el que -seguramente por lo escarpado del terreno- jamás recuerdo haber visto, aparte de nosotros, a nadie bañarse.
Hoy se ha convertido en uno de los rincones sagrados de mi infancia.
Las"losas resbalosas" era nuestro 'sitio de baño', nuestra bañu-eta, nuestra mañueta.

Siempre nos queda Basiano
Basiano, 1943-45 Puente de San Pedro
(cuadro de la foto de inicio)
Pues, como decía, en tiempos recientes intenté volver, pero la construcción del Puente del Vergel debió de terminar con él, ya que ni desde la la margen derecha ni desde la izquierda supe encontrarlo. 
Y mira que tenía en mente la imagen infantil de aquel acceso. 
Ya me daba por vencido, cuando me acordé de un pensamiento que siempre me ha rondado la cabeza y que había dejado escrito alguna vez:
Cuando ya das todo por perdido, siempre te quedan los cuadros de BasianoBeunza, fotografías de García Deán, de Julio Cía.., que en ocasiones son el único punto de apoyo para confirmar tus recuerdos.
Y esta vez ha sido Basiano. 
Fui anteayer mismo a la exposición de la Ciudadela y lo primero que vi a la entrada fue una fotografía de un cuadro del Puente de San Pedro, de 1943-45, con Jesús, muy elegante, en plena ejecución.
Allí estaba el lugar exacto, cinco, diez años antes de que estuviéramos nosotros. El pasillo verde, la roca larga y, tras ella, se intuye la hendidura por la que bajábamos al río
Lo que os digo, cuando te falla la realidad y tus recuerdos se tambalean, siempre te queda la fotografía, o la pintura. 
O, quizás, Desolvidar. 
Gracias, Basiano.
Curso 60-61. Más cerca del Puente, Ana Mary Olaverri y sus compañeras de La Casita
Actualización 04.01.18
Esta imagen, preciosa por cierto, encontrada hoy en todocolección, está sacada unos metros, río arriba, de la de Basiano. Dicen allí que es de 1920. Esta parte del río, primer acceso fácil desde la Puerta del Abrevador (hoy Portal de Francia), tuvo que ser 'el Abrevador" del que hablan las crónicas desde el siglo XIV y que dio su primer nombre (siglo XVI) al Portal de Francia o de Zumalacárregui.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué grata sorpresa Patxi en la entradica de hoy. De nuevo traes bonitos recuerdos de quienes en los años 50 eramos infantes en el casco viejo. Y veo con mucha alegría la foto de mi clase en un día de paseo justo en el lugar que tan certeramente describes y hoy desaparecido tras la construcción del Puente del Vergel. Sigue emocionándonos de vez en cuando con estos recuerdos, que en el mundo materialista de hoy tanto bien hacen a quienes son capaces de sentir y revivir la inocencia y la magia de aquellos años de infancia.
Gracias y un abrazo. Anamary Olaverri.